viernes, 31 de julio de 2009

Penyscola...

Viajar, ummm viajar... Viajar es la maravilla, es la única posibilidad real que nos ofrece la vida de renacer, de ser otro, en otro tiempo y en otro lugar. De ser desconocido y de no conocer. De descubrirlo todo porque todo está por descubrir. De deslumbrase con lo distinto. De imaginar cómo será la gente de allí, cómo vivirán a dirario. De querer quedarnos y saber que no podemos. De zarandear nuestras fantasías... De planear y vernos en el trayecto. Es algo mágico.

Penyscola es uno de esos lugares a los que uno entrega su corazón de inmediato y su devoción para siempre. Penyscola es los trocitos cristalinos del reflejo del sol en el mar al atardecer y las fotos con postre de Eva; los huecos de la calle estrecha por la que el silencio transita y empapa las esquinas y las puertas, para que el espacio y el tiempo no se alteren ni distraigan; es los calamares a la romana de 'El Raconet de Ca Deu'; es el olor a mediterraneo en calma y el anticipo de Ítaca; es los geranios en los arriates de los balcones y la perplejidad que produce un castillo que nace y muere en el mar; es el balanceo equilibrado de tus hombros al andar y la nostalgia de pensar en su presencia. Penyscola es la pacífica sensación de lo sereno, del placer de caminar...

Debe ser preciosa. No la conozco, pero tus relatos permiten a mi imaginación asegurar que será tal y ccmo la creo. Aun no he estado, pero me prometo estar...


2 comentarios:

encarnisabina dijo...

y no te defraudará...es un sitio especial...

evamaring dijo...

Oh.
Oh.
Oh.
Carlos me has dejado sin palabras y me alegro mucho de que sea así porque nadie, nadie podría haberla descrito mejor.Prometido.En ese rincón del mediterráneo te esperamos.
Un beso muy, muy fuerte
eva